A raíz de una discusión metodolóogica, me detuve en la confusión recurrente acerca del concepto de "conocimiento" y una "habilidad" en el contexto de las competencias laborales y la construcción de familias de cargos, me vi en la necesidad de exponer la distinción entre ambos conceptos.
El conocimiento es una expresión de la calificación profesional o formación, son saberes de un área o tema específico, y aunque, como diría Martha Alles, el conocimiento es la base del desempeño, no es en sí una competencia, es un conocimiento. Se puede confundir la habilidad manifiesta de una persona en el ejercicio de su cargo con los conocimientos que tenga acerca de la materia.
Por otra parte la habilidad tiene que ver con características personales, la habilidad de una persona para realizar determinadas tareas, no es lo mismo que un ingeniero tenga conocimientos de cálculo a que una persona tenga habilidades matemáticas. La habilidad por definición es el grado de competencia de un sujeto concreto frente a una tarea, la capacidad psíquica, física o intelectual para desarrollar una función, una actividad que posee cada persona.
Algunas personas pueden adquirir determinados conocimientos, se capacitan para ello, para saber sobre un tema, estudian, leen, se informan pero no necesariamente adquieren la habilidad, esta se entrena, se desarrolla a través del ejercicio de aquel conocimiento adquirido, es como pasar de la teoría (conocimiento) a la práctica (habilidad). La propia Martha Alles define en su Diccionario de Competencias el Conocimiento como un conjunto de saberes ordenados sobre un tema en particular, materia o disciplina, lo que podríamos denominar como competencia técnica y sería evaluado como tal en un proceso de selección de personal por competencias, pero de ninguna forma a través de alguna técnica de entrevista por competencias o alguna herramienta de evaluación psicolaboral, a lo menos no las que aparecen en la tabla anterior, sino alguna herramienta que mida conocimiento, como una prueba técnica, redactada y evaluada por un experto del área que requiere el cargo.
La habilidad es en sí, una competencia. Definen competencia; Spencer y Spencer (1993) como "una característica subyacente de un individuo, que está causalmente relacionada con un rendimiento efectivo o superior en una situación o trabajo, definido en términos de un criterio ". Por otra parte Ansorena Cao (1996) plantea: "Una habilidad o atributo personal de la conducta de un sujeto, que puede definirse como característica de su comportamiento, y, bajo la cual, el comportamiento orientado a la tarea puede clasificarse de forma lógica y fiable.” .
Otra diferencia es que un conocimiento no se expresa necesariamente en una conducta observable como así lo es necesariamente una habilidad, las habilidades están claramente contextualizadas, es decir, que para ser observadas, es necesario que la persona esté en el contexto de la acción de un trabajo específico.
“Quien posee algo precioso, pero perecedero, teme la envidia ajena, proyectando a los demás la misma envidia que habría sentido en el lugar del prójimo”
Sigmud Freud
La Envidia, el mirar con malos ojos; el pesar por el bien ajeno; un mal que afecta sin duda a todos.Este sentimiento provee al sujeto de las más viles estrategias destructivas orientadas hacia el envidiado. El envidioso actúa de una indómita mala fe con un incontrolable entusiasmo perverso, destructor, inmoral si es justificable para sus propósitos bárbaros; es ese otro con toda la virtuosidad provocativa que se nos mete entre ceja y ceja con todo aquello que lo hace tan feliz, tan exitoso, talentoso haciendo alarde de forma inmisericorde solo para hacerme indigno de mí mismo. Ese otro que triunfa inexplicablemente, inmerecidamente, porque aquel que envidia no es capaz de ver los sacrificios, el esfuerzo que le significo al envidiado poseer aquello que nos provoca envidia.
el envidioso no intenta poseer las virtudes del otro, no quiere quitarle sus posesiones, las quiere destruir, la actitud de odiosidad pujante vehiculiza sentimientos destructores hacia el otro, destruirlo, borrarlo del mapa, sentimiento que se intensifica si el envidiado se nos acerca amigablemente, incluso puede llegar a transformarse en un sentimiento de autodestrucción. No existe tregua posible desde la envidia.
La envidia es transgresora del propio yo, va más allá de los límites que incluso pueda tener la admiración. Cuando pasamos de la admiración por otro, por un algo o alguien, por una idea o un concepto a una obsesión, un trastorno y dejamos de sentir alegría por aquello que hace tan feliz al otro entremos en tierra firme hacia los dominios de la envidia, ya hemos sido contagiados, convirtiéndonos en un predador terrible un cauteloso asechador, un lobo disfrazado de oveja que buscará todo medio posible para hacer caer el objeto de envidia: difamación insultos; acusaciones, la mentira la transforman en verdad como último recurso de ataque. En la obscuridad asecha esperando el momento justo y preciso para atacar. El envidioso seduce inclusive para poder atacar con más agudeza y eficiencia.
Para el envidioso el otro es su imagen, la escena especular en donde ese reflejo es el conflicto con sí mismo, hay una mirada sin correspondencia, una provocación dirigida no contestada. El sufrimiento del envidioso llega a ser desgarrador en cuanto lo que desea va más allá de las posesiones del otro, lo que desea, sin saberlo, es lo que desea el otro y es eso lo que quiere destruir.
El placer por el fracaso del envidiado que incluso puede ser un amado ya que la envidia solo es posible ante un semejante o un igual, un cercano, un otro que desde el mismo punto de partida y en igualdad de condiciones se nos aleja. Por tanto la envidia refleja una carencia o deficiencia de la persona que la experimenta, lo que provoca la envidia no es sino que el fracaso por no haber conseguido lo que el otro si pudo pese a que tengo las mismas potencialidades, luego ya no quiero aquello que nos provoca envidia, ahora ese objeto debe ser destruido, que el otro lo pierda para que este aquí al lado mío, hombro a hombro sin posibilidad alguna que me pueda restregar en el rostro de lo que yo no soy capaz. Como pueden comprender, si alguien les dice, te tengo envidia, pero sana envidia, arranquen por que la envidia sana, como ya pueden notar, no existe.
Este es el primer artículo a publicar, como bien dice el titulo, me referiré al ciclo del sueño y explicarlo muy generalmente y de la forma más clara posible, se debe decir antes de comenzar que el fin de este blog no es académico, sino más bien llevar algunos conceptos y herramientas a las personas para que sean una utilidad.
Las personas de acuerdo a nuestra grupo etario necesitamos una determinada cantidad de horas para conciliar un sueño reparador, por ejemplo un recién nacido necesita unas 16 horas de sueño, en fases de 3 horas distribuidas durante el día y la noche, ya a los tres meses el promedio requerido es de 15 horas con fases de siete horas y con más vigilia durante el día. Ya hacia el año son 13 horas promedio las necesarias. Entre los 3 y 5 años son 12 horas y 30 minutos en el día, 9 horas y media ya para cuando el niño tiene entre 6 y 12 años. De las 12 a los 15 años, una hora menos. Ya cuando se es adulto y hasta la tercera edad el promedio es de 8 horas. Durante la tercera edad el sueño nocturno sufre una reducción así como el sueño profundo y esto debido a los cambios normales que se relacionan con el envejecimiento los que comúnmente enmascaran desórdenes del sueño, los que se hacen más frecuentes a medida que las personas envejecen. Enfermedades físicas y mentales, en particular las afecciones acompañadas de dolor crónico o la depresión, van de la mano con las alteraciones del sueño, incluso los medicamentos que puedan estar consumiendo, en este caso la solución pasaría tan solo con consultarle a su médico.
El sueño permite desconectarnos del mundo externo, permite que la actividad muscular disminuya por lo tanto, que nuestro cuerpo pueda descansar y reponerse para las actividades del próximo día. Pero a pesar de que nuestro cuerpo queda en estado de reposo, nuestro cerebro no cesa de trabajar. El soñar para el cerebro cumple una vital función con implicancias para el desarrollo de la persona, en estado de sueño el cerebro procesa e incorpora todos aquellos estímulos que vivenció durante el día, es decir incorpora aprendizaje, conocimientos acerca del diario vivir, la persona tiene más conocimiento para lidiar de mejor forma con nuestra rutina diaria o con las dificultades que enfrentamos, podemos lidiar de mejor forma con la vida. La persona no es la misma después de tener un sueño reparador, aunque este cambio es tan sutil que no le percibimos, puede ser que un día tengamos un problema que nos puede parecer muy grave y al otro día no nos parece tan grave como lo veíamos.
Un adulto promedio duerme aproximadamente ocho horas como ya había descrito, durante este sueño existen ciclos que duran entre 90 y 110 minutos, es decir un promedio de 5 ciclos aproximadamente, cada uno de estos ciclos se divide en 5 fases, de 1 – 4 mas la fase o etapa REM(rapid eye moviment) o MOR(movimiento ocular rápido).
Cada una de las etapas del sueño es definida según la actividad muscular y principalmente las ondas cerebrales, estas últimas se refieren a la actividad eléctrica producida por el cerebro. Antes de continuar me detendré brevemente en esto para que quede aun más claro. Existen cuatro tipos de ondas cerebrales, estas son:
Ondas Beta: son aquellas que se registran cuando la persona se encuentra despierta y en plena actividad mental. Los sentidos se hallan volcados hacia el exterior, de manera que la irritación, inquietud y temores repentinos pueden acompañar este estado.
Ondas Alfas; estas están asociadas con estados de relajación. Se registran especialmente momentos antes de dormirse, se caracteriza por relajación agradable, pensamientos tranquilos y despreocupados, optimismo y un sentimiento de integración de cuerpo y mente.
Ondas Theta o Zeta son aquellas que se producen durante el sueño, mientras actúan las formaciones del subconsciente. Las características de este estado son: memoria plástica, mayor capacidad de aprendizaje, fantasía, imaginación e inspiración creativa. De aquí que se asocia el dormir profundamente con la letra Zeta.
Ondas Deltas son aquellas que surgen principalmente en el sueño profundo y muy raras veces se pueden experimentar estando despierto. Sus estados psíquicos correspondientes son el dormir sin sueños, el trance y la hipnosis profunda. Las ondas delta resultan de gran importancia en los procesos curativos y en el fortalecimiento del sistema inmunitario.
Continuamos entonces con las etapas del ciclo, como describía son cuarto etapas, la etapa 1 es aquella del sueño liviano, se está entrando al descanso, el movimiento de los ojos es lento así también la actividad muscular, se experimentan contracciones musculares repentinas, sensaciones de estar cayendo, esta fase no es reparadora, es aquella es que si te despiertas contestarías “si no estoy durmiendo”. En esta etapa se combinan las ondas alfa y theta.
Durante la etapa 2 las ondas cerebrales se enlentecen y el movimiento ocular es nulo, ocasionalmente pueden producirse ondas cerebrales rápidas, nos desconectamos del mundo externo ya que nuestro sistema nervioso bloquea las vías de acceso de la información, esta etapa del ciclo del sueño es medianamente reparador y su actividad cerebral es theta.
Durante la etapa 3 las ondas cerebrales son más lentas, estas son ondas delta y se intercalan con ondas theta, hay mayor profundidad del sueño, si nos despiertan en esta etapa, despertaríamos desorientados y confundidos. El tono muscular es aun más reducido. La persona puede descansar.
La etapa 4 es la de mayor profundidad del sueño, la actividad cerebral es más lenta, es de tipo delta, es esencial para la restauración física y sobretodo psíquica del organismo. En esta etapa, el tono muscular está muy reducido. La etapa 4 es en la que se manifiestan alteraciones tan conocidas como el sonambulismo o los terrores nocturnos.
Por último la etapa REM o MOR, es la etapa en la cual se registran los sueños, aunque en la etapa 4 se pueden registrar sueños, estos como imágenes, acá sí se registran sueños de formas de historias, según el cálculo que realizamos anteriormente, un adulto promedio debería registrar entre 4 y 5 sueños. En esta etapa la respiración es más rápida, la actividad eléctrica cerebral de esta fase es rápida, mayoritariamente theta con ráfagas de actividad beta. El tono muscular es nulo, atonía muscular o parálisis, lo que impide que representemos aquello que soñamos. Las alteraciones más típicas de esta fase son las pesadillas, el sueño MOR sin atonía y la parálisis de sueño.
Muy bien, espero que sea de vuestro agrado este artículo, y tengan un feliz sueño
a proposito del ciclo del buen dormir aqui hay un texto escrito por Franklin Escobar, Profesor Asistente de Psiquiatría. Facultad de Medicina. Universidad Nacional de Colombia. Laboratorio de Neurofisiología Clínica. Hospital San Juan de Dios. Bogotá D.C. y Jorge Echeverry, Director dpto de Psiquiatría Facultad de Medicina Universidad Tecnológica de Pereira, Clinica de Trastorno del Sueño, que habla acerca de un tema relevante asosiado al sueño vigilia, se trata del insomnio, el texto se llama "Implicaciones Ocupacionales del Insomnio", lo pueden descargar directamente aqui, esta en formato pdf.
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